
La isla es
uno de los principales destinos turísticos del país debido a su belleza natural
y su misteriosa cultura ancestral de la etnia rapanui, cuyo más notable
vestigio corresponde a enormes estatuas conocidas como los moáis. Para
preservar dichas características, el gobierno administra a través de Conaf el
Parque Nacional Rapa Nui, mientras que la Unesco declaró este parque como
patrimonio de la humanidad en 1995.
Sin
embargo, una reforma constitucional —la ley 20193, publicada el 30 de julio de
2007— estableció a la isla como un «territorio especial», de manera que su
gobierno y administración serán regidos por un estatuto especial, contemplado
en la ley orgánica constitucional respectiva, por dictarse.
Se cree
que la tribu Rapa Nui llegó a Isla de Pascua en torno al siglo V d.C. Durante
siglos, la etnia se dividió en numerosas jerarquías, especialmente los Orejas
Largas, la clase de mayor poder, y los Orejas Cortas, ambas acechadas por una
sobrepoblación que estalló en numerosas guerras tribales entre los siglo XVII y
XVIII. Este período de conflictos coincidió con la llegada de un explorador
holandés, Jack Roggeveen, el primer occidental que pisó la isla un 5 de abril
de 1722, un Domingo de Pascua. Lo que este hombre encontró en la isla aún hoy
sigue siendo un misterio.
887
estatuas se encuentran salpicadas por toda la isla, orientadas hacia el
interior de la misma. La estatua más alta, Paro, alcanza los 10 metros. Otros
400 moais han sido encontrados en las laderas e interior del cráter del volcán
Rano Raraku, por lo que la procedencia de estas figuras apunta a una
elaboración mediante roca extraída de la toba volcánica y tallada con
herramientas de contenido también volcánico similar al vidrio.

Muchos de
los moais de Isla de Pascua se encuentran situados sobre plataformas llamadas
ahu, construidas con miles de piedrecitas volcánicas, mientras que algunos,
aquellos de construcción más avanzada, también lucen extraños
"sombreros" llamados pukao. El objetivo de los moais apunta a motivos
ceremoniosos y de homenaje a los ancestros, siendo también considerados como
material de ciencia ficción para muchos filósofos que aseguran que las estatuas
son obra de los extraterrestres. La
construcción de los moais de Isla de Pascua es, aún en pleno siglo XXI, uno de
los grandes misterios de la humanidad. Las teorías cada vez parecen acercarse
más a la verdad que aún sólo conocen los Rapa Nui que hicieron suya esta isla
perdida y nos legaron unos visitantes que, ante todo, nunca dejan de mirar al
cielo.