Las redes Tor son ampliamente
usadas en todo el mundo por gente que necesita mantener comunicaciones
seguras. Desde periodistas que se comunican con fuentes que necesitan
permanecer anónimas hasta una rama de la inteligencia de la Marina de los
Estados Unidos, pasando por activistas perseguidos en sus países, voluntarios
de ONGs o usuarios que quieren acceder a servidores bloqueados por su ISP o
por su Gobierno.
La red Tor también se usa para servicios
ocultos. Un servicio crea varios puntos de introducción en ciertos nodos de
la red, y notifica a una base de datos qué nodos son. Cuando un cliente quiera
conectarse, enviará a uno de esos nodos la dirección de un punto de encuentro
(al que está conectado) y una clave única. Ese punto de introducción conectará
con el servicio oculto, que se conectará al punto de encuentro, estableciendo
así una comunicación entre el cliente y el servicio.
La forma en la que están
planteados estos servicios ocultos permite conectarnos a servidores de
correo o de chat sin saber ni siquiera su dirección exacta, usando
intermediarios y circuitos Tor anónimos.
Podría decirse que la gran ventaja que posee esta red, y que hace
referencia a la gran privacidad de los usuarios, se ha convertido en un
problema para estos, ya que las estafas
que comienzan a proliferar vierten muy poca información, y en el caso de tener
que localizar y recopilar datos para dar
con el responsables esto es imposible ( o prácticamente), por lo tanto, lo
que antes era una clara ventaja ahora se ha convertido en un problema.
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